
El hechicero y los mecánicos
salen callados a beber cerveza;
se sientan en lo profundo de la taberna
y hablan entonces de las cosas nuestras de cada día;
de los tornos girando, del estruendo del taller,
de los motores compuestos poco a poco,
que al fin se mueven por su propio esfuerzo.
Luego describen las horas de la televisión,
la noche y las frazadas, la esposa, el miedo de los niños.
Los mecánicos hablan, el hechicero calla:
siente la envidia por estos hombres comunes;
quisiera abandonar su profesión en desuso,
cambiar el arte de convertir ratones en flores,
naranjas en cuchillos;
la magia aprendida con tanto esfuerzo,
por un overol manchado de grasa,
un sitio en una nave llena de máquinas y taladros,
donde giran sin término las grandes ruedas de acero negro.
De, “Libro de buen humor”, 1979
Domingo Alfonso
Cuba
4 comentarios:
En tu poema hablas de mecanicos y hechiceros.
Cuando escribiste este poema, en mi pais desaparecían mecánicos...obreros estudiantes..etc.no eran culpable los hechiceros.........era el PLAN CÓNDOR diseñado por los EEUU.
TE BENDIGO CUBA...porque te elevaste sobre la soberbia de los EEUU.
un fuerte abrazo
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Hola, Stella. Gracias por invitarme a visitar este puerto.Tienes grandes poemas aquí de grandes poetas y también estás tú con tus versos. He pasado un buen ratito. Gracias, de nuevo.
Un abrazo.
Conchi
hola stella!!!!!!!!
gracias por esta invitación, me encanta leer buenos poemas y admirar maravillosas imágenes.......
seguimos en contacto!!!!
un abrazo
Llegar hasta a aqui es dedicarse una tarde sabática. Y ponerse a menearse sin duda. El alma comienza y las piernas la imitan.
un abrazo enorme
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